Con el foco en el vínculo entre ambiente y sociedad, el Comité de Medio Ambiente de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM) y la Udelar realizaron el Seminario de Educación Ambiental y Gestión Socio-Ambiental Universitaria: «Ambiente y derechos humanos en el espacio AUGM». Las actividades cuentan con el apoyo del Prorrectorado de Gestión, la Red Temática de Medio Ambiente y la Secretaría de Relaciones Internacionales de la Udelar.
La instancia, que se desarrolló el 4 y 5 de noviembre, contó con actividades que convocaron a especialistas de las universidades de la región. Para conocer los temas que se abordaron durante el Seminario, el Prorrectorado de Gestión dialogó con Javier Taks, Coordinador del Comité de Medio Ambiente de AUGM y director del Departamento de Antropología Social de la Udelar, y Marcela Colombo, Vicecoordinadora del Comité de Medio Ambiente de AUGM y docente e investigadora universitaria en la Cátedra de Botánica General, de la Universidad Nacional de Tucumán.
A la hora de hablar sobre los principales problemas socio ambientales que enfrenta la región, Taks explicó que el tema tiene «una dimensión global e internacional que termina afectando a nivel micro, territorial y local». En ese sentido, destacó el papel que ocupa el Cono Sur, que es un importante productor de materias primas y combustibles. Eso ejerce presión sobre las formas de producción de recursos como los granos, carnes, minerales y petróleo, que «luego son industrializados en otras partes del mundo».
Para el coordinador, las formas de producción actuales afectan el agua, el aire y los alimentos, por lo tanto, «ahí está la principal preocupación». «El caso que podríamos ilustrar, que ocurre en el sur de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, es la expansión de la frontera agrícola con el uso de químicos en forma masiva para la producción de monocultivos», señaló. Colombo puso como ejemplo su país, Argentina, en el que ve una «importante falta de equidad social» que afecta a la cuestión ambiental.
En ese sentido, planteó que el escenario no es positivo, ya que el actual gobierno cuestiona la autonomía de las universidades y su carácter público y gratuito. Para Colombo, cuestionar el trabajo de las universidades a ese nivel genera consecuencias en el ascenso social. Las problemáticas ambientales están relacionadas con estas discusiones, ya que las universidades tienen un papel clave a la hora de generar nuevas tecnologías y procedimientos para cuidar el ambiente.
Sobre litio e hidrógeno verde
Utilizado en la fabricación de baterías para celulares, computadoras portátiles, cámaras digitales y vehículos eléctricos, el litio es un mineral clave para el desarrollo tecnológico global. Este recurso se concentra principalmente en Latinoamérica, especialmente en Bolivia, Chile y Argentina. Su creciente importancia genera discusiones a nivel geopolítico que abarcan desde las formas de extracción hasta cómo obtienen mayores beneficios los países que poseen el recurso.
Para Taks, hay que pensar cómo puede aprovecharse el litio teniendo como objetivo un desarrollo sostenible y una distribución de la riqueza, ya que «nuestro principal problema ambiental es la desigualdad social». «La minería de litio en la Argentina es muy importante y muy valiosa, podría haber sido para la sociedad en general. Pero bueno, ahora está tomada por distintas empresas y la verdad que no se sabe bien cuál es el beneficio que va a quedar al país», afirmó Colombo.
En cuanto a la transición energética, que está asociada a la discusión global de descarbonización de las economías, Taks y Colombo se refirieron al hidrógeno verde, un combustible limpio y sostenible que se produce a partir de energías renovables, como la solar, eólica, hidroeléctrica o geotérmica, sin generar gases de efecto invernadero ni otras emisiones contaminantes
Taks comentó que durante el Seminario se habló sobre hidrógeno verde y los emprendimientos que se centran en el recurso. Una de las conclusiones que sacaron es que es necesario generar «mayor información cualificada por parte de todos los actores que están involucrados y, en particular, por las personas que podrían estar directamente afectadas por estos emprendimientos».
«El hidrógeno es un gran desafío para todas las universidades de la región y una oportunidad para ponernos de acuerdo en la generación del conocimiento y su circulación. Eso lo veo como muy positivo, incluso si en algún momento hay que tomar la decisión de decir no, no va por ahí», argumentó.
Sociedad y políticas públicas
Otro tema que abordaron durante la entrevista es el rol que ocupan las comunidades locales a la hora de identificar soluciones y problemas en materia ambiental. En ese marco, Colombo puso como ejemplo un caso que ocurrió en el barrio Ituzaingó de Córdoba, que sufrió las consecuencias de una plantación de soja que llevó «su producción al límite». A causa de esa situación, cuando se hicieron las pulverizaciones de la soja, también se pulverizaba el barrio.
«Muchas familias empezaron a tener problemas de índole endocrino, algunas enfermedades de cáncer. Entonces las mujeres del barrio empezaron a indagar si eso se debía al aire o el agua. Con ayuda de grupos de las universidades hicieron exámenes en distintos laboratorios y hospitales públicos. Ahí se dieron cuenta de que los vecinos de ese barrio tenían glifosato en sangre», relató.
El caso, que ocurrió en 2002, concluyó con una resolución de la Justicia argentina que dictaminó que esas enfermedades tenían su relación directa con esas pulverizaciones. A partir de ahí surgió una legislación que marca límites a la pulverización agrícola. Por la misma línea, Taks afirmó que las comunidades «son muy importantes para detectar los problemas», pero también a la hora de generar «soluciones participativas».
De todas formas, aclaró que hay problemas ambientales que son de carácter global y requieren soluciones a mayor escala. «Las políticas públicas son las que ponen un marco general» señaló Taks y añadió que es importante que las políticas sean de calidad para que realmente influyan en la resolución de conflictos socioambientales.
Durante el Seminario, se asoció la temática ambiental con las perspectivas de derechos humanos y género. Colombo indicó que cuando se habla de ambiente y género se busca visibilizar distintos grupos sociales, como las mujeres y las disidencias de género, que son más afectadas y afectados por las cuestiones sociales, económicas y ambientales. Planteó que es importante que se generen políticas en apoyo a estos grupos para apoyarlos en función de los cambios climáticos y problemas ambientales.
Taks añadió que durante el seminario se expusieron las diferentes habilidades que tienen los varones y las mujeres ante una situación de emergencia ambiental. «Las mujeres muchas veces son las que tienen ese conocimiento local sobre las personas. Entienden quién puede estar siendo más afectado y qué tipo de apoyo habría que brindarle, porque conocen la historia de una familia o la historia de un grupo en esa comunidad. A veces, los varones, según lo que nos mostraron a partir de ciertos estudios, están más focalizados en la recuperación material y menos en la recuperación del tejido social», explicó.
Educación ambiental transversal
En cuanto al rol de las universidades públicas en materia de gestión ambiental, Colombo destacó el papel de la AUGM y su Comité de Medio Ambiente, que fortalece los lazos entre las distintas universidades nacionales de la región. «Se trata de estar relacionados, encontrar ayuda y ver las nuevas formas, tecnologías y cambios que se van produciendo», indicó.
Taks apuntó que, además de capacitar a los profesionales que investigan sobre la temática, las universidades tienen «una función ejemplarizante». Es decir: «si las propias universidades no somos capaces de encontrar las relaciones que tenemos en nuestras prácticas y los impactos que podemos tener en materia socio ambiental, difícilmente podamos tener legitimidades».
El antropólogo añadió que internacionalmente «la educación ambiental crítica latinoamericana es reconocida por tener una mirada que no ve la cuestión ecológica separada de las otras dimensiones, como la económica, la social, la cultural y la política». En ese marco, planteó que las universidades deberían transversalizar la educación ambiental en todas las materias y disciplinas.
Taks le dio particular importancia a las actividades de extensión que realizan las universidades ya que «la mejor educación ambiental» es la que se realiza frente a los problemas ambientales: «Es ahí donde más aprendemos todos, los investigadores de la academia, pero también las personas. Una cosa es poder hablar en abstracto y otra cosa es poder trabajar en base a un problema concreto, a veces en un conflicto, otras veces en una controversia o simplemente como una preocupación», aseguró.
Por su parte, Colombo hizo énfasis en incorporar «el conocimiento de otras formas de ver la realidad« como la de los «pueblos originarios». «Me parece que eso es una apertura muy importante a nivel intelectual que hermana a los distintos grupos sociales en función de una problemática o de una forma de ver la vida desde otro punto de vista», concluyó.
Fuente y foto: Comunicación Prorrectorado de Gestión de la Udelar