Dialogo abierto: Género y Unviersidades Públicas con la primera vicepresidenta mujer de AUGM

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Este viernes 19 de marzo, en el marco del mes de la mujer, el Comité Académico Género de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM) llevó adelante el diálogo abierto “Género y Universidades Públicas”, actividad virtual que reunió a Sandra Goulart Almeida, rectora de la Universidade Federal de Minas Gerais (UFMG) y actual vicepresidente de AUGM -la primera mujer en ocupar este cargo-, y Patricia Sepúlveda, coordinadora de la Cátedra Abierta de Género y Sexualidades de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).

Se trató de un espacio de intercambio sobre diferentes asuntos referidos a las problemáticas de género y la vida universitaria, tomando como centro la perspectiva y la experiencia de la rectora Goualrt Almeida, tercera rectora mujer de su casa de estudios y reconocida académica en el ámbito de la literatura feminista.

El encuentro comenzó con la introducción de Sepúlveda, quien se refirió al último informe presentado por la Unesco donde se muestra que las mujeres han triplicado su presencia desde 1995 hasta la fecha en las universidades, dato que incluye a las Universidades Latinoamericanas. “Son más, estudian más, se reciben más rápido, y tienen mejores calificaciones, sin embargo a la hora de obtener sus puestos de trabajos, las asimetrías y las desventajas se siguen manteniendo respecto a las mejores posiciones y a los mejores salarios”, dijo. 

En este sentido enfatizó en que en  las Universidades del mundo, los cargos de rector son mayoritariamente masculinos, mientras que en los cargos docentes de investigación son más las mujeres en los niveles más bajos, pero a medida que ascendemos en el escalafón los cargos más importantes los ocupan varones. “¿Por qué no están esas mujeres que han incrementado sus titulaciones?”, se preguntó Sepúlveda. En este punto consultó a la Rectora sobre el significado tiene para ella su elección como Vicerepresidenta, y qué se puede hacer desde ese lugar.

Para mi es una grata satisfacción ser Vicepresidente AUGM, que es una red muy importante para todos nosotros en Brasil y en América Latina, por la importancia que tiene para las Universidades Públicas y por el espacio político que AUGM ocupa en nuestros países”, dijo.

En ese sentido, tener una mujer en la vicepresidencia apunta a la importancia de la igualdad de género como una política a ser incorporada por la propia Asociación. Tenemos como universidades hacer esa reflexión exactamente en ese contexto de nuestras instituciones. La posición de rectora y de vice son de mucha visibilidad, y esas posiciones sirven de ejemplo para todas las generaciones de mujeres que pretenden entrar en la Universidad”. 

En este punto se refirió al efecto tijera que sucede en Brasil. Las mujeres son más en las áreas de grado y en la graduación -más del 50%-, al igual que en posgrado, pero a medida que se avanza en la carrera y se van profesionalizando, se genera un efecto embudo que tiene muchas razones. Primero que las mujeres tienen menos oportunidades: No tienen las posibilidades de dedicarse tanto a la profesión como a los hombres y cuando la mujer tiene hijos la dedicación a los cuidados es mayor.

En Brasil tenemos uno de los peores números en relación a la igualdad de género. En esto también hay una fuerte segregación de las profesiones. Hay unas que son consideradas más masculinas y otras femeninas. Yo soy del área de letras, donde hay muchas mujeres, pero a medida que vamos para las áreas exactas o las ingenierías, el número de mujeres se reduce mucho”, dijo y agregó: “Es importante que haya un mayor equilibrio y distribución igualitaria para que las mujeres puedan llegar cada vez más al tope de sus carreras en sus respectivas áreas”. 

Sepúlveda, llegado este tema, consultó sobre las medidas que la UFMG aplica en este sentido. Goulart dijo que su universidad lleva adelante varias acciones, empezando por visibilizar a las mujeres en la gestión, tanto aquella que ocupan cargos de gestión como de docencia o investigación.  Señaló, además, las discusiones que se están dando en torno a la maternidad de las estudiantes, investigadoras o docentes, y se refirió a los apoyos, tanto económicos como de cuidado, que otorga la UFMG en ese sentido.

Una de las acciones más importante que veo es que soy la tercera mujer rectora mujer de la UFMG. Eso es muy importante. En Brasil y en América Latina aún hay muchas Universidades que no tienen una mujer rectora. Que sea la tercera en la UFMG apunta a una tradición”, enfatizó. 

Entrando en este asunto, Sepúlveda preguntó cuáles son las marcas que género que la rectora puede identificar en su propia trayectoria académica.

Provengo de la Literatura, especialmente investigo a las mujeres en la literatura, además de haber desarrollado una amplia carrera en gestión universitaria. Tengo una mirada de género, de crítica feminista, que me gusta mucho. Eso cambió mi manera de hacer gestión, influenció. No puedo separar la persona que es una estudiosa de género, una persona que trabaja con literatura, de la persona que trabaja con gestión. Soy una sola que hace las dos cosas”. 

Para las mujeres salir del espacio privado al espacio público no es fácil -afirmó más adelante-. Muchas mujeres no se dan cuenta de las dificultades de ese cambio de espacio por las circunstancias sociales y culturales. Tenemos que combatir contra las construcciones culturales, sociales, que son estereotipos, ideas preconcebidas de la condición de la mujer”. 

Aún así, hay algunas cosas a tener en cuenta en ese espacio público: “No puedo decir que las mujeres hacen gestión de una manera y los varones de otra. Esos sería consolidar los estereotipos de las concepciones de género. Simplemente debemos destruir, deconstruir los estereotipos de género”. 

También me gusta señalar que en Brasil hay muchas mujeres y que son todas muy diferentes entre sí -continuó. No todas comparten la misma situación, por causa de la condición social, de la clase,de la raza, de la sexualidad. La lucha que tengo que hacer como una mujer blanca de clase media con escolaridad, es diferente a la que tiene que hacer una mujer negra de clase baja que no puede ir a la Universidad porque es una madre soltera que debe cuidar a sus hijos. No puedo hablar por todas las mujeres».