Resistencia a los antibióticos, una prioridad para el Comité Académico Salud Humana

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La resistencia a antibióticos es una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo, afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS) que, en base a esta problemática, llevó a cabo la Semana mundial de concientización sobre los antibióticos del 12 al 16 noviembre.

Este fenómeno puede afectar a cualquier persona y es cada vez mayor el número de infecciones como la neumonía, la tuberculosis, la gonorreo y salmonelosis, entre otros, cuyo tratamiento se vuelve más difícil debido a la pérdida de eficacia de estos medicamentos.

La resistencia a los antibióticos se produce cuando las bacterias mutan en respuesta al uso de estos fármacos. Son las bacterias, y no los seres humanos ni los animales, las que se vuelven resistentes a los antibióticos. Estas bacterias farmacorresistentes pueden causar infecciones en el ser humano y en los animales y esas infecciones son más difíciles de tratar que las no resistentes”, explica la OMS.

La región que comprende la Asociación de Universidades grupo Montevideo (AUGM) registra niveles “alarmantes” respecto a la resistencia a los antibióticos y así lo explicó a Comunicación AUGM Marta Mollerach, doctora en Bioquímica por la Universidad de Buenos Aires (UBA), investigadora del CONICET y coordinadora del Comité Salud Humana de AUGM.

El aumento de la resistencia a los antimicrobianos es un fenómeno global y nuestra región no es ajena a ese proceso. Son muchos los factores contribuyen a que las tasas de resistencia sean elevadas y difieran entre países, pero la falta de normas y controles para el uso apropiado, el mal cumplimiento del tratamiento, los usos no terapéuticos y  las ventas sin receta son los factores que más contribuyen a nuestros elevados niveles de resistencia”, dijo.

El CA Salud Humana definió este tema como prioridad para el bienio 2018-2020 y ajustó una agenda de actividades vinculadas en cada universidad del Grupo Montevideo para cumplir con el plan de acción mundial que la OMS aprobó en 2015 contra la resistencia a los antimicrobianos.

Allí se plantearon cinco ejes temáticos que son mejorar la concienciación y la comprensión con respecto a la resistencia a los antimicrobianos; reforzar los conocimientos a través de la vigilancia y la investigación; reducir la incidencia de las infecciones; utilizar de forma óptima los agentes antimicrobianos; y preparar argumentos económicos a favor de una inversión sostenible que tenga en cuenta las necesidades de todos los países, y aumentar la inversión en nuevos medicamentos, medios de diagnóstico, vacunas y otras intervenciones.

Es fundamental educar a la población para que tome  antibióticos únicamente cuando los prescriba el profesional y de la manera en que se lo han indicado, no utilizar los antibióticos que le hayan sobrado a otros, prevenir las infecciones lavándose frecuentemente las manos, preparando los alimentos en condiciones higiénicas, evitando el contacto cercano con enfermos, etc.”, dijo Mollerach.

Idealmente, el plan de trabajo del CA Salud Humana intentará concretar una actividad por mes, ya sean conferencias, talleres, seminarios, mesas redondas o actividad en entornos virtuales, alternando distintas universidades de AUGM. Estas acciones se iniciaron en la Universidad de Buenos Aires con la actividad “Una tarde hablando de resistencia a antibióticos” que se llevó a cabo el viernes 2 de noviembre.

La siguiente actividad se llevará adelante en la Universidad de la República (UdelaR, Uruguay) este 26 y 29 de noviembre y será un curso-taller con el títuloResistencia Antimicrobiana: Evolución y Perspectivas Actuales con el enfoque `Una salud`”. Se apunta a realizar una revisión actualizada sobre los principales ejes del problema de la resistencia antimicrobiana, factores relacionados, mecanismos y perspectivas actuales con el enfoque «Una Salud».

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Creo que es mucho lo que se puede hacer desde las Universidades contribuyendo con los aportes de sus grupos de investigación y fundamentalmente con actividades educativas virtuales y presenciales, no sólo trabajando el tema a nivel de grado y posgrado, sino también realizando tareas de extensión para generar conciencia del problema en la población de lo que puede hacer para contribuir a combatir este problema”, concluyó.