La internacionalización de la Educación Superior: una mirada desde los 30 años de AUGM

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Este viernes 11 de marzo, en el marco de las actividades de conmemoración de los 30 años de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM), se realizó el seminario internacional «Desafíos de la educación superior en América Latina» en el Paraninfo de la Universidad de la República (Udelar).

La primera mesa redonda del seminario, titulada «La internacionalización de la Educación Superior: una mirada desde los treinta años de AUGM», contó con las exposiciones de Rafael Guarga, ex rector de la Udelar y ex Secretario General de AUGM; Enrique Mammarella, rector de la Universidad Nacional del Litoral (Argentina) y también ex presidente de AUGM; Ana Lúcia Almeida Gazzola, ex rectora de la Universidad Federal de Minas Gerais (Brasil) y ex directora de Instituto Internacional de Educación Superior para América Latina y Caribe, UNESCO; y Pedro González, ex rector de la Universidad Nacional de Asunción (Paraguay) y ex presidente de AUGM. El moderador de la mesa fue Álvaro Rico, Secretario Ejecutivo de la Asociación.

En su exposición, Guarga hizo un breve recuento histórico de la creación de AUGM y de las condiciones que cumplieron las universidades que la conformaron: ser universidades públicas, autónomas y autogobernadas, observar una estructura académica análoga, mantener niveles compatibles en el campo de la formación docente y en su trayectoria de investigación, y profesar una manifiesta vocación de servicio hacia la sociedad. En estas tres décadas, afirmó, AUGM «no solo ha crecido, sino que se ha fortalecido considerablemente, adquiriendo un destacado protagonismo» en las reuniones internacionales de gran trascendencia para la educación superior de la región y del mundo.

Recordó también el décimo aniversario de AUGM y el resumen de los desafíos que el futuro inmediato deparaba a las universidades del grupo, en el marco de las crisis económicas que golpearon duramente a nuestra región. En ese resumen indicaban: «este marco incierto no debe hacernos perder el rumbo, sino por el contrario, debe confirmarnos en la importancia de transformar nuestras instituciones y prepararlas para actuar en sociedades en las cuales (…) el conocimiento ha de ser el recurso fundamental y, por consiguiente, el aprendizaje el proceso más importante». Explicó las demandas de la universalización de la educación superior a todos los jóvenes de entre 18 y 22 años, demandas de educación continua a lo largo de toda su vida activa a los egresados, demandas dirigidas a sus laboratorios, clínicas, y campos experimentales de nuevos conocimientos destinados a innovar procesos productivos o productos, introduciendo nuevos conocimientos a la economía como condición necesaria de supervivencia económica, y finalmente demandas culturales «que colaboren en la afirmación de nuestras identidades como naciones y como región en un mundo en el cual el desarrollo de las tecnologías de información y de las comunicaciones podrían contribuir a su desdibujamiento». Es así que veinte años después «se reafirma nuestra convicción que las universidades de la región habrán de jugar un papel destacado en la construcción del futuro de nuestras naciones», sostuvo Guarga.

Una esencia política y humanística

Por su parte, Almeida Gazzola, quien participó de la mesa virtualmente vía plataforma Zoom, dijo que AUGM nació con vocación internacional, orientada por los principios de solidaridad, reciprocidad, cooperación horizontal, la inclusión en la generación de oportunidades académicas para docentes, alumnos, y personal no docente, y fundamentalmente el respeto a las distintas historias y momentos institucionales de las universidades miembros, siempre buscando promover el avance de todas ellas. Para ella esos valores se sostienen en principios casi filosóficos: el concepto de la educación superior y del conocimiento como bienes públicos sociales y derechos universales, la universidad pública como principal herramienta del proceso civilizatorio, la autonomía universitaria, la gestión participativa y democrática, la valoración de todas las áreas del conocimiento y modalidades de investigación, la ciencia, la tecnología y la innovación, el medio ambiente, la justicia social, el desarrollo sustentable, y la extensión y vinculación de las universidades con sus comunidades y con la sociedad.

Resaltó también que AUGM ha mantenido una visión transfronteriza y fuertemente humanística, sin embargo, nuestra región tiene que pasar a otro nivel de internacionalización que sería la creación de un ecosistema regional de educación superior, ciencia, tecnología e innovación por los gobiernos de América Latina y El Caribe. «Solo con ese nivel de integración regional será posible competir en un mundo de hegemonías ubicadas en el norte global», enfatizó. En ese ámbito, AUGM ha sido pionera en promover la articulación de jóvenes investigadores y la exposición de sus trabajos, y uno de sus objetivos es garantizar su permanencia en la región para «disminuir la diáspora en relación al norte o la evasión de cerebros». Asimismo, agregó que «la naturaleza de AUGM, que podemos considerar política, no es ni oportunista ni pragmática; me gusta describirla como un neologismo de mi autoría “pragmética”: hay metas concretas, objetivas, y pragmáticas, pero siempre fundadas en la ética y la solidaridad».

La medición de la internacionalización

González definió a la internacionalización como el proceso de integrar a la dimensión internacional e intercultural en la enseñanza, la investigación y el servicio de la institución. El tema se ha vuelto de principal importancia principalmente para aquellas universidades que compiten en los rankings de universidades a nivel mundial, afirmó. La movilidad internacional de estudiantes universitarios es uno de los principales aspectos de la movilidad de personal calificado y a la vez es la faceta más notoria de los procesos de internacionalización en la educación superior. En 2020 había en el mundo 4 millones de estudiantes movilizados y se proyecta para 2025 unos 7 millones que estudiarían en un país distinto a su país de origen.

En este sentido, retomó conceptos de Catherine Yuan Gao, quien en su libro Medición de la internacionalización en la Universidad establece seis dimensiones con quince elementos con miras a la medición de la internacionalización para aquellas universidades que compiten en los rankings. También mencionó un trabajo de Jesús Sebastián, quien establece doce indicadores internacionales. De estos dos modelos, González concluyó que «la movilidad estudiantil, si bien es la más notoria de las actividades, no es la única, sino que es una más de los programas de internacionalización de una universidad». «Hoy podemos afirmar que la AUGM no solamente ha cumplido sobradamente los fines para los que fue creada, sino que se fue ampliando en esos fines, adecuándose a los tiempos para ser hoy una red de universidades actualizada y moderna hasta en sus mínimos detalles», agregó.

El desafío de la integración académica

Por último, Mammarella expresó que la AUGM se basa en dos principios fuertes: confianza y compromiso. «Sin la confianza no podríamos haber empezado a trabajar y sin el compromiso no hubiésemos llegado hasta aquí. Y ese compromiso, sin dudas, tiene un valor político institucional muy fuerte», dijo. Definió a la Asociación como una red viva, en crecimiento, y que ha trabajado durante décadas para que la internacionalización contribuya a la pertinencia y calidad de la educación. En una primera etapa, la cooperación internacional tenía que ver mucho más con proyectos conjuntos, a lo que se fue sumando la movilidad internacional, movilidad de estudiantes, profesores, investigadores y gestores, proyectos conjuntos de investigación y desarrollo, redes temáticas. Pero hubo un segundo paso, a medida que la red se iba consolidando y creciendo, se sumó la internacionalización del campus: fortalecer la función sustantiva con una idea de apertura, de compromiso y de igualdad de oportunidades. Según Mammarella «ese fue un gran paso de crecimiento y consolidación de AUGM: el poder pensar en espacios académicos internacionales: las escuelas de verano e invierno, las cátedras de AUGM que nos permiten trabajar y pensar en un nuevo crecimiento y un nuevo espacio».

Recordó que cuando se empezaba a ver una necesidad de mayor integración académica, cuando aparecieron las posibilidades de las acreditaciones a nivel de carreras en el MERCOSUR, apareció también la posibilidad de crear en esos espacios académicos internacionales títulos conjuntos, consecutivos, doble titulaciones, o tutelas, que todavía falta consolidar. Por eso, la AUGM llegó a la necesidad de repensarse, de plantearse la necesidad y conveniencia de involucrarse y desarrollar un plan estratégico, que «es el que nos tiene que permitir que entre todos, horizontalmente, sigamos construyendo y trabajando por esta Asociación». Ese plan, acotó, busca «promover y salvaguardar a la educación pública superior como un bien público social y derecho humano, fundamental en la región. Instando el cumplimiento del deber indelegable de los Estados en el financiamiento y sostenibilidad de la misma».

Al cierre de la mesa, Rico destacó que en la historia de AUGM «no hay quiebres, no hay crisis, no hay abandonos, por el contrario, suma y no solamente desde el punto numérico, (…) es un árbol que permanentemente reverdece en esa continuidad ascendente y compleja, vital de la AUGM». Puede haber errores, problemas e insuficiencias a superar, pero hay unidad y continuidad, expresó. Lo mismo sucede con el concepto de internacionalización, porque cuando surgió AUGM no era el término dominante ni tenía la dimensión tan diversa que hoy lo caracteriza. El término referente era la integración, en un contexto donde «las posiciones neoliberales estaban marcando no solamente una política, sino una verdadera transformación del sistema capitalista, con la mercantilización de todo, incluida la posibilidad de privatizar y mercantilizar la educación superior por los resultados económicos». AUGM encontró un lugar para oponerse con una responsabilidad muy grande, hablándole a todas las universidades de América Latina y a las públicas en particular, para detener esas políticas. «Quizás por esa concepción de la integración y la regionalización es que pudimos abordar el pasaje a la internacionalización y ser una red cooperante, abierta al mundo en esta dimensión» concluyó.

Foto y nota: UCUR – Udelar

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